El libro de cocina de Marie

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Por el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia te cuento varias historias que me llegaron al corazón sobre mujeres científicas.

Mañana es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y hoy me encuentro inspirada para escribir un poquito acerca de ello.

En mi época los niños eran de ciencias y las niñas eran de letras. Sí, nos educaban más o menos para ser así. Al menos en mi entorno no familiar. En mi familia algo había distinto y es que durante varias generaciones muchas de las mujeres han querido de una u otra manera ser enfermeras. Yo la verdad es que siempre digo que llevo una enfermera frustrada dentro de mí. Aunque tengo que decir que amo mi trabajo y no lo cambio por nada en el mundo.

Pues sí, yo no encajaba en esas cosas que decían en el colegio de que teníamos que ser de letras. Yo era más de matemáticas, se me daban genial. Al llegar al instituto llegué a creer que era más de letras porque con la física no me llevaba bien.

Ya allí, tuve la suerte de que un profesor nos contara cierta realidad del mundo. Se le atribuía el descubrimiento del ADN a dos hombres, pero la realidad no era esa. Es más, si buscas en Google «descubrimiento del ADN» aparecerán Watson y Crick, los dos hombres que dijeron que habían sido los descubridores.

Mi profesor nos contó que aunque se les atribuía a ellos, fue una mujer quien pudo realizar la primera fotografía a la estructura del ADN y ellos se apropiaron de ello. Fue la química británica Rosalind Franklin quien pudo hacer semejante hazaña y a la que sus colegas ningunearon.

La historia está repleta de estas injusticias. Mujeres relegadas por sus colegas varones, incluso por sus maridos, como en el caso de Mileva Maric.

Anoche incluso estuve releyendo el libro que le regalé en las primeras navidades de mi hija, «Las chicas son de ciencias». Soy consciente de que no recordará nada del regalo, pero lo que quiero es que tenga una biblioteca de información de mujeres que pudieron hacer lo que querían a pesar de las circunstancias. Pues releyendo el libro me ponía más y más inquieta. Por un lado, me daba rabia que no se reconocieran todas las cosas que consiguieron, que no nos lo enseñaran en el colegio, ni como cultura popular (antes de ese libro solo conocía a 3 mujeres, de la que hablo en este artículo). Por otro, me hicieron sentir orgullosa de ellas, porque ante la adversidad siguieron luchando por el conocimiento, la ciencia y su pasión.

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El libro de cocina de Marie

Le comenté este fin de semana a una amiga que quería hacer un post sobre este tema pero no lo tenía claro. Sí que quería decir todo lo que comenté al principio. Pero necesitaba darle un toque más.

Ella me pasó este artículo la verdad es que aluciné. Nunca llegué a pensar que una mente tan brillante y siempre trabajadora incesante (al menos de todo lo que he leído acerca de ella) tuviera tiempo para cocinar (y luego vienen a consulta diciéndome que saben cocinar pero no tienen tiempo o que no tienen tiempo simplemente, ¡con la de artilugios que tenemos hoy en día!).

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Marie también pasó por el ninguneo por ser mujer de diversas maneras. Aunque consiguió ser la primera mujer catedrática en la Universidad de París, la primera mujer en conseguir el Premio Nobel y la primera persona premiada en dos categorías.

Bueno, la historia es que ella trabajaba en casa con material radiactivo sin saberlo, con lo que no solo sus cuadernos estaban contaminados, sino también todos sus enseres. Entre ellos, su libro de cocina.

Para poder acceder a eses libro hay dos maneras, una es esperar a que pasen 1.500 años para que no sea peligrosa su radiactividad. La otra manera es mediante un sistema de seguridad específico, ropa de protección y firmando un documento eximiendo de toda responsabilidad a la Biblioteca de Francia (que es quien custodia el libro dentro de una caja de plomo en su sótano).

En el momento que leí eso, me entraron ganas de saber qué recetas hay en ese libro, pero creo que, por ahora, me quedaré con las ganas.

Mi reflexión

Con este artículo me voy a permitir dos reflexiones. Una tal cual y la otra en forma de pregunta.

Durante muchísimo tiempo se ha ninguneado a la mujer, sobre todo en la ciencia. Hemos conseguido muchas cosas durante sobre todo los últimos años, y tiene que ver mucho lo que han hecho nuestras antecesoras como Marie.

Todavía tenemos mucho trabajo por hacer si queremos igualdad de reconocimiento y estamos en el camino.

La pregunta es ¿qué cosa tan importante tienes que hacer que no tienes tiempo para cocinar? Cuando en aquella época, Marie tenía tiempo para hacerlo, incluso con todo lo que trabajaba. Está claro que se olvidaba hasta de comer cuando ella estaba concentrada en su trabajo (esto lo leí en una ocasión), pero no creo que pudiera vivir tantos años expuesta a la radiación con una mala alimentación (esta es totalmente mi opinión).

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